Celina

Written by Maria Pandil

a woman looking at her child on a car seat
Photo by Kampus Production on Pexels.com

Celina

Celina was a very restless woman, so restless that, over the years, she had fathered five children with her first husband. In time, she separated from him. But after a few years, she remarried. In her second marriage, three more children came into Celina’s life. Practically, for her the family was already complete with a total of eight children, between girls and boys.

For Celina, every weekday was a busy day running various errands in her car with the whole family, plus she also worked.

From very early, Celina began to fulfill her routines. She had to take her eldest daughter to work, because the girl didn’t have a car. From there, Celina would go to the schools where she had to leave her children who were studying. First, she came to the school of the children who were 16 and 17 years old. They were in high school. Later, she went to the junior high school to leave two of her other children. Later, around seven-thirty in the morning, she would drop one off at the primary school. Then, she would take the five-year-old girl to preschool, and the baby, only six months old, she would drop off at daycare. Finally, Celina was going to work in a factory.

At half past twelve, when she went out to eat, she began to go to all the schools, picking up the youngest children first, who by that time had already finished their stay in nursery and primary school and preschool, and took them home. She did not pick up the older children, because they left a little later, and they returned home by bus. Therefore, Celina did not go around so many times in the afternoon carrying all her children, but only half of them. That was how it was every day in Celina’s life, from Monday to Friday.

One day, the whole family left the house as usual. That morning, Celina arranged the small children’s backpacks with their respective lunches. The young people settled in the car along with their little brothers. But, at that moment that Celina was accommodating the children and young people, in addition to all her things, she placed the baby carrier for the meantime on the roof of the car.

According to Celina, she had already finished arranging everything very safely. The woman then got into the car without supervising that the baby was in the carrier next to her other children. Celina started the car, stepped on the brake, moved the lever so that the car started to move, when suddenly the boys asked her: “Mom, where did you put the baby? Because he is not here with us.” Celina, very scared, remembered that she had left the baby on the roof of the car. At that moment, she was moving slow and before her car was accelerated, she had to stop and thank her children for reminding her that the baby was not with them. The mom, with that heavy load of activities to do, maybe that’s why she forgot the baby, who could have been seriously injured when falling.

That day, for Celina, it was the softest brake she could have given in her entire life, in her car, so that the baby would not slip in her baby carrier and fall to the ground with fatal consequences.

Written by Maria Pandil

In Spanish

Celina

Celina era una mujer muy inquieta, tan inquieta que, con el paso de los años, había procreado cinco hijos con su primer marido. Al tiempo, se separó de él. Pero después de algunos años, ella se volvió a casar. En su segundo matrimonio llegaron a la vida de Celina, tres hijos más. Prácticamente, para ella la familia ya estaba completa con un total de ocho hijos, entre mujeres y hombres.

Para Celina, todos los días laborables eran de sumo ajetreo cumpliendo varias diligencias en su automóvil con toda la familia, además de que ella también trabajaba,

Desde muy temprano, Celina empezaba a cumplir sus rutinas. A la hija mayor la tenía que llevar a su trabajo, porque la muchacha no tenía auto. De ahí, Celina se iba recorriendo las escuelas en donde tenía que dejar a sus hijos que estudiaban. Primero, llegaba a la escuela de los hijos que tenían 16 y 17 años de edad. Ellos cursaban el bachillerato. Después, se pasaba a la secundaria a dejar a otros dos de sus hijos. Más tarde, como a eso de las siete y media de la mañana, dejaba a uno en la escuela primaria. Luego llevaría al preescolar a la niña de cinco años, y al bebé, de solo seis meses de nacido, lo dejaría en la guardería. Por último, Celina se iba a trabajar a una fábrica.

A las doce y media, cuando ella salía a comer, se daba a la tarea de empezar a recorrer todas las escuelas recogiendo primero a los niños más pequeños, que para esa hora ya habían terminado su estancia en la guardería y en las escuelas primaria y preescolar, y los llevaba a casa. A los hijos más grandes no pasaba a recogerlos, porque salían un poco más tarde, y ellos regresaban a su casa en autobús. Por lo tanto, Celina en la tarde no daba tantas vueltas llevando a todos sus hijos, sino solo a la mitad de ellos. Así eran todos los días en la vida de Celina, de lunes a viernes.

Un día, toda la familia salió de casa como de costumbre. Esa mañana, Celina acomodó las mochilas de los niños pequeños con sus respectivos almuerzos. Los jóvenes se acomodaron en el carro junto con sus hermanos pequeños. Pero, en ese momento que acomodaba Celina a los niños y jóvenes, además de todas sus cosas, colocó el portabebé por mientras en el techo del carro.

Según Celina, ella ya había terminado de acomodar todo muy seguro. Luego, la mujer se subió al carro sin supervisar que el bebé fuera en el portabebé al lado de sus otros hijos. Celina encendió el auto, pisó el freno, movió la palanca para que el coche empezara a caminar, cuando de repente los muchachos, le preguntaron: ”Mamá, en dónde colocaste al bebé?, porque aquí con nosotros no está”. Celina, muy asustada, recordó que al bebé lo había dejado en el techo del carro. En ese momento, y antes de que su carro fuera acelerado, ella tuvo que frenar y dar las gracias a sus hijos por haberle recordado que el bebé no estaba con ellos. La señora, con esa gran carga de actividades por hacer, quizás fue por eso que olvidó al bebé, quien pudo haberse lastimado gravemente al caer.

Ese día, para-Celina fue el freno más suave que pudo haber dado en toda su vida, en su carro, para que el bebé no resbalara en su porta bebé y cayera al suelo con consecuencias fatales.

Written by Maria Pandil

You Might Like These Stories

Bug on the antenna

The Bug on the Antenna

Adventure Short Story about a Bug going for a ride, holding on as we drove around. He seemed like, he like it.

Written by Maria Pandil

The Good and the Bad

The Good and the Bad

A short story about, how the bad woman used everything to make the good woman leave her job.

Written by Maria Pandil

blue-maker-everythingbundle

Cricut Maker + Everything Materials Bundle | Blue

$329.99 $512.32 35% off

For the creative visionary who wants it all, and then some. Get Cricut Maker, plus blades, mats, and materials to start making magic right away. Create virtually any project on…

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *